Coca-cola: ¿Maltrato psicológico infantil, padre nutriendose emocionalmente de su hijo e instrumentalizandole?

Me gustaría poder quedarme con el «padre cuidando, dando de comer», aunque le esté dando una mierda de producto como la coca-cola y una hamburguesa en pan de molde al hijo (por no aprender a cocinar y tampoco plantearse educar con una correcta alimentación)…

al menos pasa un tiempo con el chaval y le da de comer.

El resto es un mensaje envenenado en defensa del cavernicola modernizado, un tipo que es manifiestamente poco meritorio, no ya por no tener éxito social (descapotable) sino que lo peor es el tipo de conversación que genera (sonsacar a su hijo sobre el nuevo novio de su madre), además de sugerir -sin llegar a decirlo ni tener que decirlo explícitamente- «que es mejor que el novio de su madre por ser hombre que le gusta ver el futbol», y  no como el «menos hombre» de éxito, culto, y cuidador de la salud «personal trainer»-, Es una conversación que indica una clara instrumentalización y maltrato psicológico del menor porque:

  • en la conversación el padre no escucha a su hijo y ni está atento a sus necesidades, solo compite en medirse contra otro hombre que ahora tiene la «propiedad» de su ex- y la «hace reir» , por lo tanto es una conversación para el padre, en la que hay una propuesta de relación en la que busca que su hijo le valide como padre, y
  • está así instrumentalizando a ese chaval, metiéndole en un juego perverso, sin habilidad emocional alguna,  y
  • nutriendose emocionalmente del mismo (lo que está claramente descrito en la literatura psicológica como un maltrato psicológico) al esperar que sea el hijo el que le dé el aprobado (le valide) como padre.

La responsabilidad parental queda reducida a cenizas, su capacidad de autoridad y limites a cero. Este señor no ejerce como adulto sino que se pone por debajo del nivel del niño, que acaba siendo aupado (parentalizado emocionalmente) al rol de superior. No es justo que el miedo del padre a ser desplazado como tal por las nuevas figuras que puedan aparecer en la vida de la madre, lo vuelque en su hijo. Su hijo no está ahí para ser un amigo ni para apoyarle. Es el adulto y el padre el que debe ser una figura que aporte incondicionalidad al hijo.

En definitiva, si se supone que esta es la propuesta de paternidad… es un muy mal padre. Lo aparente, lo superficial es que simula estar «cuidando» (con comida basura) a su hijo, y que aparece como padre «presente». Lo cierto es que no está más presente que los celos, el orgullo dañado del macho que no acepta un divorcio y que continua, de forma «blanda» el maltrato tanto al hijo como la madre, en forma de averiguaciones que deben quedarse en el estricto plano de los adultos y supone una estrategia de control sobre la ex-mujer.

Esto no es un modelo, y la publicidad engañosa de esta basura que es Coca-Cola intenta reapropiarse de los mismos neomachistas de siempre que han suavizado sus formas sin cuestionarse ni el fondo ni los contenidos del tipo de relaciones que construyen. Lo del futbol ya es topicazo y oportunidad de venta ante la Eurocopa y la masa de machos «empátizando» con el halo mítico de  perdedor de clase obrera.

Indignante el patrocinio de ADO, el programa olímpico de este spot publicitario. ¿Donde está el esfuerzo, dónde estan los valores deportivos en este spot, dónde están las buenas pautas alimentarias, de vida activa y sana, tanto física como mental? Deberíamos pedir responsabilidades a las autoridades deportivas españolas. Es una vergüenza.

¿Por qué decimos todo ésto?

El lenguaje visual y la inflexión de voz es clara: «Que bien» dice el padre sin entusiasmo alguno, tras un silencio, en un primer plano de su rostro en el que sube las cejas con resignación y manifiesto desagrado. Su hijo le acaba de decir que ¡mola! que el novio de su madre es «Personal trainer»- también sin mucho entusiasmo para no herir sus sentimientos- .

En el momento del silencio hacen un cambio a un primer plano del rostro. «qué bien» es una interjección afirmativa al omitirse cualquier otro elemento en la oración. Deja de mirar la sartén, sube la mirada hacia arriba (pero no hacia su hijo) sino en tono de pensamiento (hacia cámara y coultando ya que el hijo se sitúa en el fondo), se lo piensa dos veces dice el «que bien» y seguidamente aprieta los labios. ¿Se esta mordiendo la lengua? Ironizando: se le ve la alegria a raudales y lo mucho que le gusta que el novio de la madre del niño sea «personal trainer» y que además «le mole» a su hijo.

Para más énfasis, el padre repite exactamente el mismo «que bien» más adelante en la conversación, tras decirle el niño que «es más alto que él y que por eso conduce un descapotable». Este segundo «qué bien» confirma el mensaje connotativo en el que el padre muestra (ocultando) dolor y rabia, mediante la falsa indiferencia. Mediante esta respuesta repetitiva-evitativa, no le da más pie a la conversación al niño, porque realmente no le importa el novio de la madre como persona, solo su autoconcepto de macho herido por los signos externos de éxito social del «competidor», y posiblemente evite deslegitimarse (aun más) mostrando abiertamente sus emociones o sentimientos, algo muy tipico de los tópicos masculinos.

De hecho ya se está deslegitimando como padre al mantener esta absurda conversacion con el hijo en la que la propuesta de relación secundaria es que el hijo le de muestra de su aprecio poniendole en la tipica encrucijada de verse forzado a elegir entre progenitores y de choque de alianzas -lo cual está muy bien descrito y señalado en la literatura psicologica como un maltrato psicológico-. Se trata de una dinámica de doble vínculo o chantaje emocional: el padre construye una coalición contra la nueva pareja de la madre desde la posición de víctima del divorcio y de «hermano mayor» más que «padre», cuya maltrecha estima debe ser nutrida y curada por la conexión entre «hombres» a través del fútbol. Curiosa pirueta para validarse como padre.

Es clara esta propuesta de relación, porque el chaval la lee perfectamente y le da una «concesión» a la que el padre si que responde con un claro gesto de agrado cuando le dice: «Pero a él no le gusta el futbol». Solo en ese momento el padre se atreve a mirar a la cara al hijo… Sólo mira a la cara al hijo cuando le dice que él es mejor porque le gusta ver el futbol.

Refuerza así muchas ideas muy peligrosas y discutibles. Los modelos que transmite al niño, que los hombres de verdad son unos perdedores a los que les gusta el futbol, un estereotipo que fomenta el fracaso escolar, desmotiva hacia el esfuerzo, y alimenta el conformismo y el «pan y toros». No es una cuestión únicamente de sexismo, sino de apología de los malos tratos psicologicos… parece muy inocente pero no lo és, y sobre los valores deportivos ni hablamos.

En el lado más peligroso por la sutileza con la que se construye el maltrato y el sexismo, está en la propuesta maltratante de «doble vínculo«. Por un lado «que bien» implica la idea de no juzgar lo que haga la madre ni con quién y al mismo tiempo exige que le cuente lo que hace la madre y su novio (le invita a ser mensajero y espía)»;

Desde el análisis transaccional podemos identificar que el mensaje se construye a distintos niveles. No sólo lo verbal y lo visual entran en funcionamiento sino que en la enunciación se realiza una propuesta de relación, de posicionamiento de los sujetos en la transacción comunicacional. La propuesta implícita en este diálogo está indicando el miedo del padre a perder su papel como referente del hijo, que se construye desde la hiperbólica contraposición entre la notoria falsa indiferencia ante lo que el chaval le cuenta del «competidor» y su insistencia en indagar en la competición con el mismo. Entiendo que este analisis no es tan extraño considerando que el video aparece en «YouTube» con el titulo «celos», por lo que infiero que quien lo subió tambien ha visto algo de esto. Finalmente el padre prioriza la necesidad de nutrir su autoestima masculina dañada frente a ejercer de forma responsable como padre -dejándole al margen de los desacuerdos como pareja que ya se rompió-. Curiosa forma de efercer la paternidad presente, que aunque se aleja del padre autoritario y violento tradicional, produce un daño emocional mayor. Los y las jóvenes en su proceso de definición como persona (individuación) pueden responder de formas distintas a los modelos que sus padres representan. Ante la imposición es posible construir una identidad en rebelión, pero no se permite que los hijos maduren y crezcan desde la trinagulación y el chantaje emocional, atrapando a los hijos en el conflicto ¿No estamos ya habituado a ver chavales -como en el programa de TV «Hermano mayor»- que acaban convirtiendose en adolescentes tiranos eternos fruto de una separación mal gestionada en la que los padres no son capaces de separar su responsabilidad parental de su ruptura de pareja?.

Orgullo masculino de clase obrera herido.

(Anoto mi disgusto con la terminología «clase obrera», siendo más acertado «trabajadores manuales», una alternativa con menos resonancia y más precisión)

Es precisamente la incoherencia entre el sentido denotativo de la interjección «Que bien» con el lenguaje visual y el tono de voz lo que está indicando claramente la contraposición del «perdedor de clase obrera» que no se cuida, come comida basura pero es un hombre, y el «exitoso snob» que cuida su salud y la de las personas con las que trabaja y refuerza los estereotipos de autenticidad viril del hombre trabajador manual frente a la masculinidad (no menos hegemonica) de los «profesionales» (que tienen «carreras profesionales» y no «trabajos», que «son» algo y no «trabajan en» algo). Llama la atención la correctisima pronunciación del inglés cuando el chaval dice «Personal Trainer» -algo poco propio de la cultura española en idiomas- y que elija el inglés en lugar de la expresión perfectamente común y corriente en español de «Entrenador Personal», lo que recalca la idea de snobismo y éxito social del «novio de la madre».

¿Por qué elegir esta interpretación?

No hay un referencia directa a la posición económica y social el padre en este comercial, pero se pueden inferir  la contraposición del «Personal Trainer» y del trabajador manual desde varios ángulos. La forma de vestir (camisa abierta y camiseta interior), el mobiliario de la cocina que no da muestras de ningún elemento de diseño, distinción o de lujos -fuegos de gas, elementos ecléctivos, suelos de gres y paredes de baldosa-, no es una vivienda con vistas, con ventanales abiertos sino que aparece más bien oscura e iluminada interiormente, el padre lleva barba de varios días, pelo corto, etc.   Se puede también señalar el tipo de alimento, un sandwich (pan de molde) de hamburguesa es un indicador de clase. Pierre Bourdieu en «La distinción» hace una interesante disección de las pautas alimentarias y la posicion social y de clase, en la que cruza sus dos conceptos de capital económico y capital cultural. En segundo lugar dado que un padre no tiene que sonsacarle a un hijo sobre la nueva pareja de su madre, ese no debe ser un tema de conversación, ni tiene porque sugerirle que tenga que medirse con el mismo y menos la inversión de roles en la que es el hijo el que tiene que aprobar a su padre como tal… ; podemos contextualizar esta conversación como una estrategia de control y de manipulación enfocada a mantener a través del hijo (triangulado y mensajero) el control sobre la ex conyuge.

El propio video aparece con el título «celos». Al enfocar el tema de la pareja de la madre contrapone la imagen de un padre presente e imperfecto y deja (desde el silencio) a la madre como una madre ausente y más centrada en una nueva relación, lo que podría sugerir la irresponsabilidad parental de la madre y subsiguientemente, negandole el derecho a que pueda rehacer su vida con quien más le plazca. Esta estrategia de control, de forma menos sutil y fina como aparece en este «comercial», es propia según Karen Pyke de la masculinidad de los trabajadores «manuales» (Men on the shop floor, blue collar).

Pyke realiza un estudio cualitativo en California entre 1990 y 1991, mediante entrevistas a 70 personas que se habían divorciado y vuelto a casar, analizando el discurso sobre sus prácticas conyugales pasadas y sus valoraciones de la nueva relación con respecto a los arreglos matrimoniales anteriores. Concluye que en hombres y mujeres de clase media y alta se defiende la primacía del éxito de la carrera profesional de los hombres en el matrimonio frente al desarrollo laboral de las esposas, y se racionaliza como el mejor arreglo en beneficio de todos los miembros de la familia, como lo más económicamente eficiente; frente a los trabajadores manuales entre los que reconstruyen su posición en oposición a los varones de más estatus como la ‘auténtica’ masculinidad (los que les gusta el futbol para el caso). Incluyen rasgos propios de su medio como la resistencia física o la tolerancia al malestar (discomfort) y ridiculizan a los ‘cuadros’ y directivos como ‘medias-nenas’ preocupados por sus labores de mover papeles. (La traducción es mia).

Este comercial parece dirigirse a los hombres, trabajadores manuales, que se identifican como «perdedores», que no se han cuestionado nada relacionado con los mandatos de la masculinidad hegemónica y reifica esta masculinidad a través del llamado a la afición al fútbol de las masas masculinas de clase trabajadora. Coloca asi un producto no saludable dentro de un contexto y estilo de vida, intentado generar una alianza con este producto por parte de ese hombre cada vez más común, divorciado, sin carrera profesional sino sólo empleo, sin habilidades destacables, y con escasas habilidades emocionales, que ejerce de forma muy poco adecuada el rol parental, y que sin corresponder a la vieja masculinidad ostentosa machista no deja de reforzar y sustentar el sexismo y la tradicional ausencia y distancia del padre «proveedor» que ha sido la contrapartida de la subordinación de las mujeres bajo el rol de la «cuidadora».

Este padre no «cuida» ni nutre fisica y emocionalmente, aun cuando aparezca «cocinando» (si a esto lo podemos llamar cocinar) y hable con un hijo. Hablar es una cosa, comunicar es otra. En ningún lugar aparece interés por escuchar al hijo, por ponerse en su lugar. Padre egocentrico y que hace girar en torno a su orgullo masculino dañado la relación con su hijo. Este personaje que pueda representarla modernización de la masculinidad, que está separado y que pasa tiempo con su hijo, que no da muestras de violencia, de agresividad ni de autoritarismo, no es un modelo de equidad de género, no es un modelo de parentalidad positiva, no es un modelo de vida saludable ni de valores deportivos.

Desde mi perspectiva es un comercial coherente con lo que representan ciertos eventos, como la «Eurocopa 2012», que lejos de ser «deportivos» son más bien espectáculos que no representan los valores del deporte, sino que se han convertido en una industrial comercial destinada a vender televisores, comida basura (pizzas, snacks insalobres y cerveza), y que alimentan en los paises donde se celebra la explotación sexual, y que fruto de la imagen que quieren ofrecer alimenta también la exclusión social con el traslado de personas sin hogar fuera de los espacios públicos y la masacre de animales como la realizada en Kiev y otras ciudades de Ucrania.

No deberiamos permitir que nuestra administración pública, a través de ADO, preste su apoyo económico ni su imagen a esta industria y a este comercial, ya que representan valores repudiables y execrables que no tienen relación alguna con el fomento de la salud, de la deportividad y de la solidaridad.

10 comentarios

  1. No teniamos ni idea y nos comunican que Javier Santos, conocido activista por la «custodia compartida» es uno de sus creadores http://www.youtube.com/watch?v=Y8pstUdedt8&feature=youtu.be

    Ciertamente ahora nos parece más inteligible la estructura sexista de pensamiento que hemos descubierto bajo el spot y nos parece una prueba más del neomachismo presente en estos grupos que dicen defender los derechos de los hombres separados y divorciados.

  2. Por cierto mayor motivo de crítica si ha sido diseñado como una conversación de un padre y un hijo tras 15 días sin verse… más impertinente si cabe tener esta conversación, más maltratante e irresponsable si cabe. Lo lamentamos profundamente por los niños si lo hubiere en el caso de Javier Santos en el caso de que el spot represente de alguna forma su realidad personal.

  3. Siento si me he precipitado con mis argumentos, y no dudo (despues de informarme sobre tu formacion) de tus conocimientos en la materia, me gusta que me expliques de forma argumentada tu opinion sobre este espacio publicitario. Y siento si me he precipitado de forma subjetiva ante este tema. Pero aunque no pueda tener unos argumentos que para ti puedan ser válidos, sigo sosteniendo mi opinion al respecto. Colaboro en una fundación que ayuda a los niños y adolescentes en riesgo, y veo todas las semanas casos que te podrían dejar con los pelos de punta (casos de maltrato fisico, psicologico, abusos sexuales, trasctornos de conducta, etc). Y si… puede que el hombre sienta celos, y eso es una actitud humana, porque sin hacer una investigación más profunda sobre el asunto, no sabemos cuales han sido los motivos por los que el se comporta asi, no defiendo su actitud, solo digo que es bastante común. Y cuando suceden estos casos, lo necesario para evitar enfrentamientos judiciales contenciosos, es a través del uso de la mediación (mi trabajo final de carrera, trataba este tema, la alienacion parental). Y no me importaria en absoluto que me facilitaras biografia sobre el tema, de hecho te lo agradeceria enormemente. Es solo, que no he percibido el maltrato en este anuncio, y mucho menos manipulacion… Solamente he visto a un padre resignado, que no sabe regular sus emociones delante de su hijo.. Y lo cierto, es que la mayoria de los padres que pasan por separación o divorcio y tienen hijos de por medio, no tienen las habilidades necesarias para no herir indirectamente a sus hijos (aunque eso no quiere decir que no les quieran). Y hay que darles la oportunidad, a través de la mediación y de la colaboracion de otros profesionales las pautas necesarias para conseguir un equilibrio familiar.

  4. Me sorprende que la persona que firma como Vane pida en su comentario un argumento de la opinión, ya que el análisis del anuncio está someramente argumentado. La opinión en si es que el anuncio es sexista. Es evidente que la práctica profesional de las personas que nos dedicamos a trabajar con personas y mucho más aún si es en separaciones y divorcios y con menores, es ver mucho sexismo. Pero no por eso hay que defenderlo, más bien al contrario, hay que visibilizarlo, definirlo, y trabajar para erradicarlo. Y sobre todo, no hay que confudirlo con incapacidad de gestionar las emociones. Que a los hombres les cueste gestionar emociones es una causa, una consecuencia del sexismo, no un atenuante para devolver una mirada de no enjuiciamiento de la conducta. Y tampoco hay que caer en la trampa de la motivación. No hay motivo que justifique una conducta parental como la de este anuncio.

  5. ¿Puede una persona que ha tenido no sólo una relación de pareja, sino incluso un hijo con otra persona tener una neutralidad absoluta sobre lo que esta otra persona haga en el futuro con su vida sentimental? Si es un ser humano normal esa neutralidad es, sencillamente, imposible.

    ¿Debe un padre o una madre desentenderse por completo de las relaciones que puedan existir entre su hijo o hija y la nueva compañera o compañero de su ex-cónyuge? Si es una madre o un padre responsable, tiene la obligación de conocer cuáles son estas relaciones, pues el divorcio no implica que hayan cesado sus deberes de vigilancia sobre los potenciales abusos que su descendiente pueda sufrir a manos de terceras personas (y como muestran las estadísticas, una de las principales fuentes de maltrato infantil son los nuevos compañeros o compañeras del progenitor custodio).

    ¿En una circunstancia como la que plantea el anuncio, cómo se tendría que haber comportado el padre para que no fuera condenado como un «maltratador» («blando» o «duro») por cualquier analista profeminista? Da absolutamente igual lo que el padre haga, porque siempre se lo podrá interpretar como una demostración de que el varón siempre es un maltratador. Supongamos que el padre no hubiera hablado en absoluto del nuevo compañero de la madre, se lo acusaría entonces de desentenderse de la evolución de sus hijos. Supongamos que hubiera hablado con sincero entusiasmo de ese nuevo compañero, entonces se diría que ello demuestra que (1) su relación con la madre no implicó ningún compromiso sentimental, por lo que se limitó a aprovecharse de ella sexualmente, y (2) que su alegría se debe a que espera que el nuevo compañero lo releve en las pesadas cargas de la paternidad (que sea el nuevo el que pague las facturas y el que pierda su tiempo libre con el niño), lo que demostraría que en el fondo no siente ningún cariño por su hijo.

    ¿Qué sucedería si en el anuncio cambiáramos el sexo de los personajes y mantuviéramos la situación? Una madre, a la que la han privado de la custodia de su hija, cena con ella en ese escaso fin de semana alterno que se le concede. La madre le pregunta a su hija cómo le van las cosas, y no puede evitar interesarse por la nueva compañera de su exmarido. La hija le cuenta que «la otra» tiene una extraordinaria cualificación como trabajadora, que es mucho más guapa que ella, que es muy simpática, que tiene un montón de dinero…, pero al final la hija le comenta que a «la otra» no le gustan los programas del corazón. Ante una situación así, las feministas de género y los «profeministas» considerarían que estamos ante un claro ejemplo de mujer que ha sido abandonada por su marido (con todo lo que implica el verbo «abandonar»), el cual, tras utilizarla, la ha cambiado por otra más bella y exitosa; se acusaría al marido de estar maniobrando para separar por completo a la hija de la madre (y se hablaría de la justicia patriarcal que condena a las madres a sólo ver a sus hijas en fines de semana alternos); se resaltaría cómo la madre (mostrando dignidad y responsabilidad) intenta disimular ante su hija el dolor que le produce el haber sido preterida ante una rival más hermosa, más rica y más exitosa, aunque lógicamente la madre no puede evitar por completo que se traduzca su tristeza, lo cual se consideraría una prueba de sensibilidad e implicación afectiva… El juicio final no podría ser otro: el padre sería un maltratador, no «nutriría» a la hija, etcétera, etcétera.

    ¿Por qué las feministas de género y los profeministas no aplican jamás el principo de falsación? Pues no sé.

    1. 1 ¿Por qué las feministas de género y los profeministas no aplican jamás el principo de falsación? Pues no sé.

      No existen las feministas de género, es como la persona humana o el mundo mundial… una demostración de incultura.

      Pretender aplicar el principio de falsación cambiando el género del progenitor y reproducir la escena, es dar por sentado dos cosas. Uno, que hubiera un caso contrario por cambiar el género lo que es absurdo: el caso aqui es mantener una conversación comparandose con la nueva pareja del exprogenitor con tu hijo, y es igual de impertinente en uno que en otro caso, supone la misma triangulación y manipulación del niño. Lo que convierte a la conversación en maltratante es el hecho de involucrar al hijo en un tema que se debería tratar estrictamene entre adultos y al margen de los menores, no que sea el padre quien lo haga. Y la segunda cuestión a considerar es que la relación de hombres y mujeres con el machismo-sexismo es como la relación de los negros y los blancos en el apartheid, no es remotamente comparable y equiparable.

      ¿Puede una persona que ha tenido no sólo una relación de pareja, sino incluso un hijo con otra persona tener una neutralidad absoluta sobre lo que esta otra persona haga en el futuro con su vida sentimental? Si es un ser humano normal esa neutralidad es, sencillamente, imposible.

      Sí. Son muchisimas las personas que pasan página, que llegan a acuerdos como padres cuando la pareja ha terminado (porque ya no hay amor o porque los proyectos de uno y otro divergen). Piensa el «ladron» que todos son de su misma condición.

      ¿Debe un padre o una madre desentenderse por completo de las relaciones que puedan existir entre su hijo o hija y la nueva compañera o compañero de su ex-cónyuge? Si es una madre o un padre responsable, tiene la obligación de conocer cuáles son estas relaciones, pues el divorcio no implica que hayan cesado sus deberes de vigilancia sobre los potenciales abusos que su descendiente pueda sufrir a manos de terceras personas (y como muestran las estadísticas, una de las principales fuentes de maltrato infantil son los nuevos compañeros o compañeras del progenitor custodio).

      La pregunta está completamente desenfocada ¿donde en esta crítica al spot ha leído que se deba desentender de conocer sobre la vida de su hijo?. Lo explícito en el spot es 1º que el padre no pregunta jamás nada a su hijo sobre él mismo, sobre su cotidianeidad, sobre sus pensamientos, sentimientos, etc. NO LE INTERESA EL HIJO, por ende me extraña que de esta escena se pueda inferir interés por «protegerle» de las malas elecciones de su madre como pareja. A mayor abundamiendo, si lo que se quiere decir es que las mujeres eligen mal a sus parejas ¿podría ser que el padre fuera la primera peor elección? ¿Se podría aplicar lo de la «paja en ojo ajeno»?. 2º En el spot nada aparece sobre que la nueva pareja conviva o forme parte del nucleo familiar de la madre, es «una pareja»… sin embargo el personaje de padre representa a la perfección el papel del macho herido al que le han quitado su trofeo. Podría alegrarse porque otra persona haga reir a esa persona con la que compartió su vida y un hijo y no estar reconcomido de celos. Te pongo una muestra de discurso de padre divorciado cabreado y su concepción de que la expareja, los hijos y el patrimonio son de su propiedad, en prensa «Hay padre durmiendo en los coches»: «además con el hándicap de que cuando quiera puede meter a la nueva pareja en la casa de quien ha de abandonarla, pasando a dormir en su cama, disfrutar de sus hijos, de su choche, de su vida». http://www.diariodejerez.es/article/jerez/1302120/hay/padres/durmiendo/los/coches.html

      Lamentablemente las estadísticas no dicen que una de las principales fuentes de maltrato infantil son los nuevos compañeros O COMPAÑERAS del progenitor custodio. Las estadísticas dicen que los hombres son abrumadoramente los que ejercen violencia física, palizas, amenazas, coacciones, acoso y asesinatos. (Otra muestra más del femicidio incesante Un hombre mata a su hijo y se estrella con él en su coche a la vista de su mujer, «Asómate a la ventana para ver lo que te mereces», le dijo a su esposa por teléfono. El cuerpo del menor presenta varias heridas por arma blanca. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/07/09/actualidad/1341848190_297514.html

      Supongamos que hubiera hablado con sincero entusiasmo de ese nuevo compañero, entonces se diría que ello demuestra que (1) su relación con la madre no implicó ningún compromiso sentimental, por lo que se limitó a aprovecharse de ella sexualmente, y (2) que su alegría se debe a que espera que el nuevo compañero lo releve en las pesadas cargas de la paternidad (que sea el nuevo el que pague las facturas y el que pierda su tiempo libre con el niño), lo que demostraría que en el fondo no siente ningún cariño por su hijo.

      Si es «sincero» significaría que ha pasado página, que respeta a su expareja y no la considera de su propiedad, que no instrumentaliza al menor ni lo parentaliza, que seguramente aprecia lo suficiente a la madre de su hijo como para confiar en su criterio, lo que le deja en un gran lugar, significaría que no hay malos ni buenos en las separaciones, que no hay culpables, ni fracasos, sino decisiones responsables y adultas en las que cuando no se desea estar juntos se respeta la decisión y se pasa página de la mejor manera posible.

      La segunda cuestión es ¿que mente podrida puede estar pensando que la responsabilidad parental desaparece con el final de la pareja -«que pague las facturas y pierda su tiempo libre»-, qué machista defiende «SU» tiempo libre cuando hay una responsabilidad con un hijo que no te ha pedido que fecundes a la madre, qué mala persona entiende la paternidad como «pesadas cargas».

      No hay mucho más que comentar de tu desafortunado comentario.

    1. Leido. No creo que sea necesario contestar. En su libertad están de crear su realidad y de exponerla en un blog. Creo entender que es la misma persona que ha comentado aqui con el nombre de Athini Glaucopis y que se ha sentido juzgado y despreciado por mi respuesta a su comentario. No era el tema de la crítica del anuncio pero es bien cierto que nutrirse emocionalmente de un hijo, un claro caso de instrumentalización y maltrato psicológico, no es patrimonio de los hombres en absoluto, aunque no es caso del spot en cuestión. Recuerdo como uno de los lemas que siempre hemos llevado adelante desde nuestro posicionamiento, el de la National Organization of Men Against Sexism de los EE.UU.: Pro-feminist, gay-affirmative, anti-racist, enhacing men’s lives (pro-men). Somos hombres, estamos a favor de los hombres, y el machismo no somos nosotros, cada hombre tiene ante si la oportunidad de hacerse responsable de lo que le han dado y decidir si quiere seguir comportandose como un «hombre de verdad», o prefiere ser una persona justa y solidaria con genitales externos. Se confunde quien piensa que estamos aqui para ser el saco al que descargarle puñetazos por su rabia. La mia la conozco, la he trabajado y estoy enormemente feliz (no tanto por las dificultades laborales y la coyuntura catastrófica que vivimos) por la satisfacción relativa que tengo con lo que hago con mi vida, espero que Enric encuentre el apoyo profesional que necesite, ya que viendo su brillante intelecto, espero que pueda tambien gestionar las emociones igual o mejor para no ver fantasmas odia-hombres donde no los hay. Tolerancia al heterosexismo cero… los hombres podemos ser las más valiosas y mejores personas. El spot es un claro ejemplo de mal padre. Hay padres corresponsables maravillosos como hay padres ausentes, perifericos y maltratadores. Nadie es perfecto, pero la imperfección no es ni una virtud ni un modelo.

  6. Estimado Community Manager, le agradezco mucho la rapidez con la que me ha respondido y, sobre todo, el sincero respeto y la voluntad constructiva con que lo ha hecho. Lamento haber tardado tanto en poder responderle, pero, debido al nuevo calendario académico que se ha implantado con la excusa de Bolonia, he tenido mucho trabajo en las últimas semanas.

    Cuando el tema que se discute es, precisamente, hasta qué punto se puede pedir de un determinado ser humano que se despoje de lo visceral, su propia conducta ha venido a ratificar el acierto de su teoría. ¿Puede haber algo más traumático para quien tiene un blog que el que en una entrada de dicho blog aparezca un comentario crítico? Es este un trauma tan terrible que suele precisar muchos años de terapia y, sin embargo, usted ha sido capaz de responder limitándose en todo a la pura objetividad y a la más científica asepsia, sin caer en las descalificaciones fáciles (otro no hubiera dudado en acudir a expresiones como «una demostración de incultura», «mente podrida», «machista», «mala persona», «desafortunado comentario»…). Dada la falta de visceralidad que usted mismo ha demostrado ser capaz de mantener frente a quien se ha atrevido a negarle el aplauso, no cabe duda de que está usted en condiciones morales de exigir el más absoluto desapasionamiento a cualquier ser humano que haya pasado por una experiencia tan intrascendente como ser abandonado por su pareja y apartado de sus hijos.

    Son muchas las cosas de las que usted habla, y la mayoría de ellas están (como es inevitable) tan llenas de presupuestos previos que precisaríamos toda una vida para poderlas discutir con la minuciosidad necesaria. Permítame, con todo, que me limite ahora a una cuestión de detalle que me intriga especialmente. En un determinado momento zanja usted cierta cuestión con el muy objetivo argumento de que «piensa el ‘ladron’ que todos son de su misma condición». Como tan contrastado principio científico es, en su cualificada opinión, la razón obvia por la que yo opino lo que opino, sólo cabe concluir que tiene usted una visión muy clara de cuál es esa trayectoria biográfica y sentimental mía que me convierte en (metafórico) «ladrón». ¿Sería usted tan amable de aclarármelos? Yo se lo agradecería mucho, por una parte, por aquello tan antiguo del γνῶθι σεαυτόν, y, por otra parte, porque será sin duda un enorme placer intelectual ver en acción esa maestría analítico-inferencial con la que usted, a partir de unas cuantas frases mías, es capaz de descubrir en mi biografía episodios afectivos y familiares que yo no había sospechado jamás.

    Sus brillantes inferencias sobre toda la historia que se oculta detrás de un anuncio de un minuto y diecisiete segundos han sido obtenidas mediante el mismo procedimiento por el que puede usted conocer mi biografía afectiva a partir de un comentario de 600 palabras. El anuncio es una pequeña ficción y los antecedentes temporales del hecho narrado no pueden contrastarse empíricamente. En el caso de mi biografía, por el contrario, puede demostrarse objetivamente qué hechos se habían producido antes de que yo hiciese mi comentario a su entrada. Tenemos aquí, por tanto, una ocasión de oro para evaluar la precisión de su método. Si sus inferencias sobre el anuncio son tan acertadas como sus inferencias sobre mi biografía, yo le recomendaría que no utilizara usted sus artes proféticas para invertir en bolsa.

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