
Un hombre de religión obsesionado con pavonearse con los uniformes de la Cruz Roja. Un pedagogo. Una vergüenza para la Iglesia Católica. Mezcla inaudita del maestro paternal y del más ruin pederasta. (Foto tomada de su perfil de Facebook)
Un relato en primera persona sobre un docente de un colegio público de Medellín que ejerció la pederastia y la pornografía infantil con sus alumnos.
Juan Diego Restrepo Toro http://www.elojodelcangrejo.com/cronicas/ningun-canalla-dormira-en-paz/
Parte 1. Víctimas
Revelación
Muchas veces me pregunté cómo escribiría esto, si con una carga de artillería, si relataría con crudeza los hechos, cómo contaría un secreto que no quise guardar… fui acosado y abusado sexualmente por un profesor, el director de mi grupo, cuando cursaba los primeros años del bachillerato.
Jorge Antonio Restrepo Montoya, su nombre.
Los años del liceo
Ofensivo. Nauseabundo. Verde. Cruel. Inmoral. Todos adjetivos perfectamente aplicables al protagonista de esta náusea. Nunca toqué el tema. Ni cuando estaba en el Liceo Municipal Concejo de Medellín, por allá entre la niñez y la adolescencia, en el momento en que debí decirlo a mis padres. Sin temor.
Relataré los hechos por primera vez, valiéndome de las palabras para romper la cadena. Giro tierra atrás, devuelvo el tiempo en días y minutos. Reconozco los rostros de mis compañeros, sus bromas en clase. Las mañanas de disciplinada atención. Hallo el eslabón podrido. El acoso y el abuso sexual. Los ojos del profesor. La depresión.
El Santo Padre en Medellín
Arropado en una doble cruz, la de Cristo y la Roja, el “maestro” era el representante de Dios en el colegio. Por un lado, un laico declarado que le dio la mano al Papa cuando visitó la ciudad, un hombre fiel a la férrea estructura católica, y por el otro, un generoso voluntario de la Cruz Roja en Medellín. De hecho nos formó en la Cruz Roja de la Juventud, orientándonos, llevándonos a campamentos donde nos enseñó que la Cruz Roja de la Juventud tiene como objeto inculcar el ideal de paz de la Cruz Roja en los niños y en los jóvenes; cuidar su salud; ejercitarlos en la comprensión de los deberes de solidaridad humana, cívica y de protección a los recursos naturales; y por último, desarrollar en ellos el sentido y la práctica de la ayuda mutua, con respecto a la juventud de su país y de todas las naciones.
La foto con Juan Pablo II permanecía sobre su escritorio como insignia. Dentro del cajón, otras fotos más oscuras que lo condenarían al infierno. (más…)
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